viernes, 9 de marzo de 2018

¿Es bueno quitarse los zapatos en el avión?


Mucha gente pregunta si al volar es conveniente quitarse los zapatos, zapatillas o tacones en el avión para estar más cómodo y hacer descansar los pies, sin embargo, hoy os daremos unas indicaciones sobre lo malo que puede ser hacerlo.


Algunos pasajeros y cada día más, deciden descalzarse cuando van a pasar muchas horas en el avión, para que a pesar de sentirse encajonado, al menos, estar más fresco en las extremidades inferiores en el poco espacio en el que muchas aerolíneas quieren meternos.

A continuación, te dejamos algunas razones por las que no es recomendable y puede que sea una mala idea que digas adiós a los calcetines una vez que te sientas en el avión y abrochas el cinturón durante el despegue:

Tras dejar el equipaje de mano en la parte superior, te acomodas y te preparas para un largo viaje en el que estar sentado durante horas, así que decides quitarte los zapatos, para que los pies respiren y al menos sentirse un poco aliviado de la presión. A pesar de que puede parecer una buena idea, no es la más conveniente, recomendando llevar si es posible calzado cómodo y mantenerse con los zapatos puestos.


Pero, ¿es bueno quitarse los zapatos en el avión? ¿por qué no es aconsejable?, en primer lugar porque podría suponer un riesgo para tu seguridad y también para el bienestar del resto de la tripulación. Ya no sólo porque si la higiene no es la más correcta o tras un largo día, el olor de los pies no es a rosas, sino que los zapatos son fundamentales durante una emergencia en pleno vuelo. Algo poco habitual pero que podría pasar.

A pesar de que no existe obligación o forma parte de la información que dan las azafatas antes de volar, si se produce una situación de emergencia o evacuación, todo tipo de objetos y obstáculos podrían bloquear el camino hacia la salida (trozos de cristal en el pasillo, metales, maletas e incluso fuego). Si no tienes los pies protegidos adecuadamente, podría ser un calvario o más difícil llegar a un lugar seguro, para poder abandonar el avión, en unos momentos donde cada segundo es crucial en mitad del caos y el resto de pasajeros puede que entren en pánico.

Si no puedes evitarlo y sientes una imperativa necesidad, al menos te recomendamos que lleves unas chancletas, pantuflas o algún tipo de calzado de baño sencillo que no pese mucho y te sirva para no ir descalzo.


Además, el suelo del avión, aunque generalmente suele estar limpio, a veces puede depararte desagradables sorpresas. La gente pisa con la suela sucia esa especie de alfombrilla y durante el trayecto no es extraño que se caigan líquidos, comida y otras tantas cosas que pueden dañar el pie o coger algún tipo de bacteria u hongo.

Puede sucederte también que pierdas uno y hasta los dos zapatos mientras duermes en un vuelo de larga duración, ya sea por las turbulencias, porque empujen tus zapatos hacia filas delanteras o traseras o que algún niño aburrido haga de las suyas.

Y algo que suele pasar es que, una vez que aterrizas, intentas volver a ponértelos y no te caben. A muchas personas les ha pasado que al bajar del avión no les entraba de nuevo por tener hinchado el pie, así que les tocó salir pisando el talón si no querían dejarlos allí.


Con o sin zapatos, los especialistas sí que recomiendan a los pasajeros que durante el vuelo se levanten de sus asientos y caminen por los pasillos del avión por algunos minutos. Esa simple acción te ayudará a reducir la hinchazón de los pies, evitando ser víctima del llamado "mal de la clase turista" que puede terminar incluso en una trombosis. Si estás sentado, mueve los pies y gira los tobillos para mejorar la circulación.

¿Cuál ha sido tu experiencia? Nos encantará recibir tus comentarios o anécdotas más curiosas.

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